13 ene 2012

LA LLAMADA

En la oficina la mañana había transcurrido normal, como cualquier otra. Ni siquiera parecía que estuviera en crisis la seguridad del estado, como anunciaban ellos y otros medios de comunicación.

Las capturistas y correctoras del turno vespertino estaban llegando, y se fueron reuniendo en la cafetería, como de costumbre.

Ella ya les tenía planeado los productos de catalogo que les iba a ofrecer para esa día. Ahora solo le faltaba la coartada perfecta para poder abrir con pie derecho la sesión de negocios.
Esperó unos minutos, hasta que el teléfono diera indicios de estar quieto. Luego se dirigió a la cafetería donde todas estaban comentando los pormenores de su novela favorita. Sacó los canapés del refrigerador y los depositó cuidadosamente en la mesa; la cubierta de crema untable las enamoró al instante.
Sorpresivamente el conserje se asomó por la puerta y gritó:
-Está sonando el teléfono!!
-Me llevan “patas de hule”!!-Pensó mientras se dirigía a su escritorio haciéndose un lio con las zapatillas.

-Aquí el “Diario del Estado” ¿En que se le puede servir?
-Disculpe señorita!! Le hablo de la colonia “Oriente”. Tengo información acerca del Narcotraficante que salió en el anuncio de la recompensa. Le voy a dar la dirección……

Mientras apuntaba lo que el sujeto le dictaba, se estaba imaginando las peripecias que tendría que hacer para encontrar un reportero de la sección policiaca, que estuviera disponible y que fuera lo suficientemente crédulo para hacerle caso a una simple secretaria. Algo verdaderamente imposible.
El sujeto arriesgó un poco.
-Disculpe, ¿Y a que reportero van a enviar?
Ella que era una persona astuta y sagaz, no le fue imposible tramar una excusa para evadir el estrés en su jornada laboral.
-No. Me temo que así no funciona. Yo le haré saber a mis superiores luego ellos llamarán a las autoridades para que investiguen y luego seguramente……Bueno!! Bueno!! Sigue ahí?!!....
El sujeto colgó súbitamente. Aquella llamada la dejó intrigada. Había encontrado un tema de conversación para su charla de ventas.

Él hombre no reparó en azotar el arma contra el sujeto que tenía el teléfono en la mano.
-Pedazo de imbécil!! Ni un pinche secuestro sabes organizar!!
El que estaba revolcándose por el dolor, fue presa fácil de una sebera lluvia de patadas de todos los encapuchados.
El hombre tomó un celular e hizo algunas llamadas.
-Ya!! Sálganse de ahí enseguida!! El pendejo del “Tiberio” la acaba de cagar!!

Autor: Raychan Lin

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